lunes, 29 de junio de 2009

PFFFFF.....



He hecho PFFFFFF…. Si, me he desinflado. Ayer ví algo que me hizo desinflarme en escasos 5 minutos. Más tarde acudí a la boda de Mateus y Gilberto, por cierto, enhorabuena chicos!!


Fue una fiesta fantástica, allí conocí a mucha gente, me trataron como a una reina. Eso solo fue el principio, luego acabé como una
reina con la nariz estampada en el cristal de un escaparate de dulces y pasteles increiblemente apetitosos pero que no probará jamás por muy reina que sea… pero vamos a lo que interesa, esto ya os lo contaré en otra ocasión.


Cuando haces PFFFFF…. Ya no hay marcha atrás , algo se rompe, una bombilla se funde, un globo se pincha… pueden comprarse más bombillas y globos pero se puede arreglar el que se ha roto a no ser que quieras ir por la vida con un globo lleno de celo que pierda poco a poco el aire de dentro… vamos una mierda de globo.



Cuando esto sucede, te encuentras con sentimientos encontrados: liberación y vergüenza. Vergüenza por lo que una vez estuviste a punto de hacer, por aquel que quisiste tanto, y liberación por no tener más esa
venda en los ojos que te hacía darte de hostias con todos los muebles de la habitación a cada paso que dabas. Ya no volveré a darme más leches en las espinillas…


Ahora muchos pensareis “Lo de siempre”, pues no, os equivocáis. Esta es LA VEZ en la que te das cuenta de que esto no tiene salida, y para mi gusto los
callejones sin salida solo sirve para mear sin que te vean… y no me entendáis mal, que eso está muy bien… pero sabéis? Prefiero un señor váter para mi señor culo que estar oliendo los pises de otros mientras yo hecho el mío...


*marca un nº en el móvil* …
Aita? Haces algo esta noche??




lunes, 22 de junio de 2009

Estaaa sera mi casaaa



Amigüitas y amigüitos...¡Me mudo! No puedo seguir okupando la casa de Elena, que tengo su piso lleno de cajas, pobre. Y sé que a mi madre le doy un disgusto, pero qué se le va a hacer. Mi padre ya ha decidido instalar su "Sala de ocio" en mi cuarto, anda que ha tardao el señor de las barbas... prefiero no preguntar qué piensa hacer ahí.

Y mi casa, bueno, es una pequeña cueva, chiquitita pero muy mona, como la dueña ^^. Aunque aun no sé dónde leches voy a meter tanto libro.







Falta un trozo, pero no tengo ángulo con la cámara para que salga el resto. Está en el número 22 de la Calle Desengaño, semiesquina con la Calle Ballesta jijiji, no podía decir que no. Os dejo un mapita para que no os perdais y vengais a verme.





Prometo fiesta de inauguración, aunque tendrá que ser un poco íntima, porque eso va a parecer un submarino, y nunca mejor dicho XD

Besitooooos!!!

*Horas más tarde*

P.D. Ya tengo compañera de piso!! Se llama Priscilla, y aún es pequeña, pero dentro de poco nos hará reir mucho a todos.





Muchas gracias Aure!!! ^^

domingo, 21 de junio de 2009

Una de las nuestras



Si las normas no van contigo,

Si nadie te dice que hacer,

Si tú dictas tus reglas,

Eres una gran mujer.


Voy a ser la señora de los gatos,

La que viste de morado,

La que supo vivir su vida

Sin necesidad de habérsela dictado.


Eres grande no te engañen,

Eres valiente e inteligente,

¿Quienes son ellos para obligarte

A no ir contracorriente?


Eres una de las nuestras!

Para la mayoría somos reinas arpías

Compartimos piso con Diógenes

Hacemos aquelarres todos los días


Voy a ser la señora de los gatos,

La que viste de morado,

La que supo vivir su vida

Sin necesidad de habérsela dictado.


Voy a ser la loca de los gatos (loca de los gatos)

¿Eres tú una de las nuestras?

Voy a ser la loca de los gatos (loca de los gatos)

Si, esas que todos llaman siniestras.

¿Eres tú una de las nuestras?

¿Eres tú una de las nuestras?


Una de las Nuestras _ Los Coño

lunes, 15 de junio de 2009

Ojalá...

Aitana entra en el salón con un montón de cajas, mientras Elena está tirada en su sillón fumando de la cachimba y escuchando música:

- Se acabó.
- Únete al club *le pasa la boquilla*






Parece que iba a sacar las cosas de las cajas, pero en el último momento decide tumbarse al lado de Elena.


- Siento no poder animarte… pero estoy como para necesitar tres años de terapia. Podría decirte que se va a arreglar o que dejarás de sentirte vacía o triste, pero creo que es mentira. Hemos tocado techo, esto es todo lo que ibamos a subir con ellos y ahora nos toca bajar… yo he oído el cristal romperse.

Sube el volumen de la música.




Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.

Ojalá que la luna pueda salir sin ti.

Ojalá que la tierra no te bese los pasos.


Ojalá se te acabe la mirada constante,

la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.

Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,

para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos,
en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Ojalá que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda.

Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.

Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.

Ojalá que el deseo se vaya tras de ti, a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.

Ojalá pase algo que te borre de pronto:

una luz cegadora, un disparo de nieve.


Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,

para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos,
en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Ojalá pase algo que te borre de pronto:

una luz cegadora, un disparo de nieve.

Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,

para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos,
en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones





Ya no queda que decir



La acabo de ver marchar y no fui capaz de decir nada…las piernas me fallaban y las manos temblorosas buscaban un sitio donde aferrarse mientras me dirigía a la ventana, allí observe con los ojos cristalinos como te marchabas en ese taxi.


Han pasado horas y sigo sentado cabizbajo en el sillón al lado de la ventana, Caligula permanece tumbado a mi lado y frente a mí el osito que le regale y la copia de la llave de mi piso, de lo que quería que fuese su hogar.


Ha pasado la noche, no he podido pensar en otra cosa desde que cruzaste esa puerta y te fuiste, todo es tan grande y esta tan vacio que es imposible que pueda distraer la mente y no pensar en ello, en la mesita esta la rosa que te regale, marchita y seca.


Lo vi venir, sabía que pasaba algo, fallo tras fallo y error tras error ella me ha perdonado y vuelto con más ilusión, aguantado lo que nadie y solo se lo he podido agradecer haciéndola sentir idiota, que perdía el tiempo conmigo. Para mí siempre ha sido especial y dándolo por hecho se me olvido hacérselo sentir a ella, no estaba enfadada, su rostro reflejaba desilusión y falta de esperanza alguna.


En mi mente se sucedían los últimos momentos a su lado, su cara indiferente, triste, nuestro último baile con la mirada perdida en el horizonte, abrazados y siguiendo nuestros pasos como el condenado que camina hacia el paredón, intentando sentir cada halito de vida, haciendo eternos los momentos entre suspiros, recordando nuestro primer baile en la sidrería.



Ya no valen las palabras, es tarde para todo lo que le pueda decir, pero, pero no me voy a rendir, he compartido 5 años de mi vida con ella y compartiré 5 veces más porque es lo que quiero, te he querido y te quiero, eres única y aunque seamos diferentes voy a hacer que comprendas que este tiempo atrás a pesar de todos los malos momentos que te haya podido causar, tu sonrisa es el mejor recuerdo que tengo, me había acomodado, pero luchare, porque quiero que vuelvas a estar a mi lado, hacer que la ultima cara que vi en tu rostro solo fuese una pesadilla y poder fundirnos en un abrazo que dure para siempre, necesito sentirte a mi lado, poder volver a soñar juntos y acariciar tu mano cuando aun estas dormida en la cama, hablaría solo durante horas, con todo lo que tengo miedo a perder, con los miles de detalles que te forman, de las decenas de recuerdos que hemos pasado juntos y de los miles que nos aguardan. Lo hare porque sé que puedo volver a hacerte feliz, porque creo en tu sonrisa, porque creo en nosotros, te necesito a ti.

Una historia cualquiera





Hay demasiadas frases hechas como para no repetir ninguna. La literatura y el cine han hecho mucho daño al amor, regalando las palabras de verdad a quien no es capaz de sentirlas, pero ¿qué más da que suene a lo mismo que todos? Hay cosas que solo tienen una forma de ser dichas y que se entienden sin decir nada.
Vacío. Eso es todo lo que puedo decir que siento ahora mismo. No se si estoy triste, si ese vacío lo produce una tristeza infinita por tener la certeza de que ya no había nada más que hacer. No estoy enfadada, no me siento liberada ni aliviada, eso sí lo sé.



La última hora de clase se me hace eterna, no estoy. Agapito vino a despedirse justo en el cambio de clase. Se marchan a Oporto y es la primera noticia que tengo, me dice no se qué sobre la fan esa que nos ha salido y que no se quita la camiseta de nuestro grupo ni para dormir, casi ni le escucho, mi cabeza ya está en otro sitio. ¿Significará algo sumado a que no nos hayamos visto apenas en estos días? Cuando nos vemos tampoco es que las cosas sean como antes y ahora, si se ha despedido de alguien no ha sido de mí. No es que me importe como tal, es una suma de todo y de nada, sobre todo de nada, cuando esperas completa claridad y confianza porque es lo único que te importa y una y otra vez te das cuenta de que no las hay porque ni si quiera entendemos el mundo de la misma manera.

Suena jaleo en los pasillos. Emprendo la vuelta al apartamento pero al final los pasos me llevan a casa. Mis padres están fuera, algún viaje, y puedo dormir tranquila sin que nadie me moleste y sin que suene el teléfono una y otra vez. Por la mañana tengo ensayo, pero no me salen las ganas. En unas horas estará de vuelta, tampoco ha sido para tanto, ¿No? Pero las canciones y todos los recuerdos que me traen le mezclan a él constantemente y solo siento nada, vacío. Respiro aliviada cuando empezamos con la nueva canción de Roge.

Él se pasa por la sala de ensayo, se acerca, me hace alguna carantoña y quedamos para el día siguiente. Ya conozco su modo de pedir disculpas. Nada, y cuanto más espacio ocupa mas crece la certeza que me cuesta admitir.

Hemos quedado en un restaurante del centro. Paso por el apartamento cuando ya se ha marchado para recoger a Winnie, no quiero que me acompañe en el próximo viaje. Lo meto en el bolso y voy para allá. Ni me he cambiado de ropa y para nada voy acorde con el restaurante al que vamos. Si nunca me ha importado hoy menos.

Sonríe y me da un regalo. Nada. Una muñeca, siento de nuevo que no entiende absolutamente nada. Quiero levantarme y salir de allí. Salgo a tomar el aire con la excusa de fumar; dentro del restaurante no se puede. No puedo marcharme. Vuelvo dentro y de camino tira de mí y me saca a bailar. No sé qué canción era, quizá debería acordarme. Mis pies van solos; le siguen de forma inconsciente, conociendo cada paso, cerca de la perfección. Siento miedo por un instante al pensar en no volver a bailar como lo estamos haciendo; me da rabia el haberlo pensado. Entonces me besa. Nada. Solo es perfecto; Ni más seco, ni más húmedo, ni más tierno, ni más brusco, ni más largo, ni más corto. Solo perfecto.

No he hablado en toda la noche, no me sale. Volvemos a sentarnos y pide el postre. Por encima de la mesa me desliza algo en la mano. Siempre lleva esos brazaletes de tachas; les ha puesto mi nombre. Los miro pero quiero seguir ausente, en ese punto fijo y perdido que nos pone a salvo en una especie de limbo inerte en el que ya no sientes, en el que mueres por dentro. No quiero mirarle, no quiero saber si está arrepentido, porque ya no me sirve, no quiero sentir más NADA.

Salimos. Coge la moto, yo le digo que necesito pasear. No me doy cuenta de cómo he llegado a su casa, los pies van solos. Solo queda una cosa que hacer.

Las cajas de mi mudanza aún están metidas en una habitación. No puedo mirarle. Me sigue sin decir nada, yo tampoco hablo, y observa como recojo todo. He llamado a Elena para quedarme en su casa unos días, Lavapiés no queda lejos de aquí y en un viaje puedo llevarlo todo.

Él me ayuda a meter algunas cosas en la última caja sin decir ni una palabra. Yo tampoco hablo, ni puedo ni quiero pensar. Me ayuda a llevar la última caja y se queda mirándome. Me acuerdo de Winnie. Abro el bolso y saco el osito verde. Se lo devuelvo, saco la llave del apartamento de mi llavero y se la pongo en la mano. Rozo su piel un instante y termino besándole una vez más, como en las canciones, como en las novelas, como en el cine, pero de verdad.

Salgo a la calle, llamo a un taxi, llevo lo justo para el trayecto, cuento las monedas; Elena me está esperando, subo las cajas; quisiera ponerme a sacar todo, por hacer algo, pero me siento con ella en el sofá.


Vacío. Eso es todo lo que puedo decir que siento ahora mismo.







jueves, 4 de junio de 2009



Running wild to Madrid


El avión aterrizaba en esos momentos en Madrid, Aeropuerto de Barajas. El viaje había sido largo y tedioso, unas 7 horas. Laia no estaba hecha para volar, ni tampoco su mal humor. Lo había pagado ya con la azafata al no dejarla fumarse un cigarrillo. Conociéndose, no dudó en comprar también el billete del asiento cercano... sin duda era mucho mejor que recibir una denuncia.
-Ahora qué cojones pasa... ¿cuando bajan la puta pasarela? ¡Necesito salir de aquí!- la mente de Saboya se encontraba ya demasiado embozada de escuchar al niño de dos filas por delante llorar durante más de medio trayecto. Ella no amaba a la gente, ni la fiesta: Tan sólo la buena música.
Tras librarse de la aduana y recoger su maleta, se las apañó para que un taxista la llevase a Lavapies. Resultó que el taxista era un andaluz que encontró agradable la expresión torcida de Laia, y relató largo y tendido todas sus borracheras en el Rocío.
-El muy cabrón ha debido hacerlo a propósito...- pensó la mujer una vez bajó del vehículo. Ahora ya estaba a salvo, todo terminaría pronto, en cuanto llegase al interfono y escuchase la voz de su colega Lagunas.
Dicho y hecho, tardo poco en cruzar las calles atestadas de chinos y árabes. Le gustaba el ambiente, allí nadie la miraba de forma extraña por llevar clavos en la cazadora y unos pantalones de cuero llenos de parches de sus grupos favoritos. Era un lugar distinto, hogar de proscritos, territorio de la libertad. Lagunas tenía suficiente dinero como para vivir en el mejor piso franco de Madrid, pero había elegido un gueto en Lavapies. Pulsó el botoncito del timbre.
-¿Elena? Soy Laia.- la puerta del portal se abrió sin comentario alguno, permitiendole subir hasta el apartamento. Empujó la chirriante madera que bloqueaba la entrada al salón, arrastrando ruidosamente la maleta. Le dolían los brazos suficiente como para sólo pensar en aprovechar el mullido sofá de Lagunas un buen rato antes de pensar en nada más. En el trayecto de cerrar la puerta hasta llegar al sofá no se percató de nada especial, cuando una sombra asomó desde el baño.
-Mi perro tarda menos en saludarme que tú ¿dónde coño estás..?- se levantó, acercándose al baño. Asomó la nariz a la oscuridad de la pequeña estancia, con olor a la pintura que decoraba las paredes con multitud de graffitis. Demasiado lenta para girarse, unas manos manchadas de algo rojizo y grumoso la agarraron de los hombros, acompañadas de un lamento. Gritó como en el mejor de sus conciertos, lanzándose al interior del baño para deshacerse de aquello. Lagunas se quitaba en ese momento unas bolsas de encima, que le daban un aspecto cutrerífico. Se descojonaba con sus labios y manos empapados en tomate.
-Joder Laia, ahora das más miedo tú que yo.- se mofó. Laia había tenido poca suerte al caer, abriendo el grifo de la ducha y quedando tirada debajo con un chorro de agua fría transformando su maquillaje en una máscara de halloween. Puede que su cara también ayudase.
-¡Me cago en la puta Lagunas! Eres una zorra. ¿Halloween no era mañana?-se levantó chorreando, cerrando el grifo. Con cara de pocos amigos se secó el rostro ayudada por una toalla que le tendió su amiga.
-Eso en el otro continente. Me alegro de verte, metalera del infierno... aunque un poco pasada por agua- le respondió con un codeo, conduciéndola al salón y acercándole ropa seca.
-Hm... tienes razón, desde que me largué de Bringers of Damnation los reporteros pasan de mí. Ya a nadie le importan mis planes, me estoy deprimiendo...- tomaron asiento en el sofá mientras se ponía una camiseta de Promise of Pain que le prestó Elena.
-No digas chorradas.-encendiéndose una chusta de porro que tomó del cenicero.- Tu proyecto necesita tiempo ¿a qué te dedicas últimamente...?
-Organizar la nueva banda, componer algunas maquetas... a veces también intento volverme una persona más sociable. Pero tanto hijo de puta no me ayuda.-con una mueca de descontento, destapa su petaca de whisky y le da un buen trago.
-No seas víctima Laia. ¿Sabes que la Roge hizo que nos timaran 99.000 € en un local de ensayos de Nueva York?
-Joder... como se las gasta la de la gaita.
-Pues si no te ha pasado algo peor que eso, deja de llorar.
La tarde pasó entre historias, bromas, alcohol y humo de porro. Laia volvía a sentirse en casa por primera vez en muchos meses. Su colega Lagunas despertaba el bienestar de esos años en los que Bringers y Los Coño daban sus primeros conciertos por Madrid y Barcelona. Los recuerdos de Aurelio quedándose con sus groupies, las cañas en el bar junto a Denis y Arcadia siempre enseñando bellezas prohibidas.

WILL BE CONTINUED