miércoles, 16 de diciembre de 2009

Se me están acabando las historias tristes...



Se me están acabando las historias tristes, parece que compré un abono sin querer, pero ya se está gastando, como los ases en el poker, solo hay cuatro, ni más ni menos, y en esta mano no usaré comodines.

Lo que tenía que decir, en este caso, quedó dicho, así que no me guardo nada dentro. Por eso, porque no tengo nada que decir, utilizaré las palabras de otro que sea capaz de añadir algo cuando ya no hay nada más que un recuerdo que se irá haciendo borroso con el tiempo, por añadidura, por omisión, porque cada uno recuerda una sola parte que nunca más volverá a ser un todo.

Funeral Blues (W. H. Auden)

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He Is Dead,
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever: I was wrong.

The stars are not wanted now: put out every one;
Pack up the moon and dismantle the sun;
Pour away the ocean and sweep up the wood.
For nothing now can ever come to any good.

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Parad todos los relojes, cortad los teléfonos,
impedid, con un jugoso hueso, que el perro ladre,
callad los pianos y, con un apagado tamborileo,
mostrad el ataúd, dejad que las plañideras se acerquen.

Que los aviones hagan círculos, gimoteando, sobre nosotros,
garabateando por el cielo el mensaje: Él ha muerto,
poned crespones en los cuellos blancos de las palomas,
dejad que los guardias de tráfico porten guantes de algodón negros.

Él fue mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi amanecer, mi medianoche, mi voz, mi canción;
pensaba que el amor duraría siempre: estaba equivocada.

No se desean ahora estrellas: apagadlas una a una;
olvidaos de la luna y desmantelad el sol;
lejos verted el océano y barred el bosque.
Pues ahora de ninguna manera pueden traer nada bueno.