miércoles, 15 de julio de 2009

domingo, 12 de julio de 2009

Como conocí a... Arcadia






Esta historia va dedicada a Arcadia que está pasando por unos momentos difíciles por la muerte de su gato Michichi. Un beso muy grande Arca y otro para tí Michichi, como dice Aitana, esperamos que estés en el cielo de los Gatonejos.


Arcadia guarda la poca inocencia que nos queda a la humanidad. Es dulce, simpática, divertida… pero Arca tiene los dos extremos, nunca se sabe por donde va a salir. Arcadia y yo nos conocimos siendo muy pequeñas. Su madre y la mía eran amigas… bueno eran todo lo amigas que pueden ser dos celebridades de la tele.

Ellas siempre competían por todo. La madre de Arca fue la primera en casarse, punto para ella. La boda de mi madre fue más lujosa, punto para la mía. Mi madre fue la primera en quedarse embarazada, triunfo para ella, pero en cuanto nació Arca , fue su madre la que se llevó el punto, porque Arca era el bebé más bonito que ninguna hubiera visto, de esos que te comerías a besos.
Mi madre no hacía más que ponerme lazos y adornitos horribles de bebé para conseguir que fuera más guapa que Arcadia, con resultado nulo, claro. De ahí mi mala hostia y mi aversión a los lazos.

Aunque nuestras madres competían, Arca y yo jamás lo hicimos, siempre fuimos amigas y seguimos siéndolo.
En el barrio había unos niños cafres que siempre se metían con ella. La envidia que es muy mala. La quitaban sus juguetes y siempre venía llorando con los lazos arrancados. ( Si, Arcadia no fue siempre una experta en artes marciales, ni una brutaza… de pequeña era delicada) Yo era más animalá… y a base de tirar piedras como si estuviéramos en Faluyah les mantenía a raya. Cuando esos niños dejaron de ir tras ella para atormentarla y empezaron a ir por otros motivos… ya me entendéis… ella se tomó su ansiada venganza.


Ella siempre ha sido muy punki. Hace unos años, un poco antes de formar Los Coño, a Arcadia por joder y llevar la contraria a su madre le dio por no cortarse el pelo, el pelo en general de todo el cuerpo… tenía unas señoras cejas… dejó de arreglarse, vaya. A nosotras al principio nos hacía gracia pero no tardamos en cansarnos. Era horrible, la gente la rehuía y acabábamos de empezar con el grupo, no podíamos seguir así.
Un día nos juntamos en mi casa y planeamos el asalto. Encerramos a Arca en el baño con mil productos para depilarse, cera, pinzas, cuchillas … todo lo necesario para no parecer un mono grande.

Cuando salió del baño casi n
os da un pasmo a todas … pero qué preciosa es esta chica!!

miércoles, 8 de julio de 2009

Como conocí a ... Aitana





Teníamos 14 y 15 años. Íbamos al mismo instituto, pero a diferentes clases. Nos conocimos en el aula de castigo y nos hicimos amigas en la biblioteca, a las dos nos gusta un buen libro, pero no nos adelantemos.

El primer día que nos vimos fue ese viernes por la tarde en el aula de castigo, como ya dije antes. Aita estaba allí por decirle a uno de sus profesores que si suspendía (sus notas eran realmente bajas) era por culpa de sus mierdas de explicaciones, él la echó de clase y ella se encadenó a una columna del pasillo para reivindicar su derecho a una enseñanza digna (así rezaba su cartel). Siempre fue igual de revolucionaria e idealista. El bedel cortó las cadenas con mucho esfuerzo porque el pasillo estaba lleno de alumnos que gritaban junto a Aitana consignas políticas inventadas sobre la marcha y le arrojaban sus almuerzos al bedel. El director la castigó el viernes por la tarde en el instituto.

Yo estaba castigada porque me pillaron fumándome un porro en el baño con uno de los mayores más macarras del instituto. Si, Aitana siempre fue revolucionaria y yo siempre elegí mal mis compañías además de ser una fumeta.


Estuvimos toda la tarde hablando, había unos cuantos pardillos más en la sala, pero nadie digno de mención. Nos caímos bien y enseguida quedamos para otro día. Nuestro rincón favorito era el fondo de la biblioteca, sobretodo en verano. Se estaba fresquito, nadie llegaba nunca hasta allí y podíamos fumar mientras estudiábamos o leíamos. También nos encantaba tirarnos en el césped mientras hacíamos pellas.


Mi sueño era ir a NY a estudiar cine, pero nunca conseguí aprobar ni un solo examen de acceso, mi inglés es tirando a cutre. Poco a poco nos hicimos inseparables. Siempre teníamos algo en la cabeza, hacer una peli, viajar de mochileras por el mundo, formar un grupo de música, irnos de casa a una casa okupa… al final nos decidimos por el grupo. Aitana empezó clases de guitarra y yo de bajo. Más tarde meteríamos en nuestros planes a Arcadia y a Roge.


Ni que decir tiene que aquel porro fue el mejor fumado de mi vida porque sin él no habría conocido nunca a una de mis mejores amigas, que con el tiempo, se ha convertido en una pedazo de mujer aunque por dentro sigue siendo la misma niña que se tumbaba en el césped a imaginar que sería de mayor.