martes, 8 de septiembre de 2009

Juliette



- Es tan pequeña *Acerca un dedaco a la cara de Juliette y le toca el moflete*

- Joder Aure, ¿qué quieres? ¿Que sea como tú de grande? Bastante le ha costado salir. La Roge se va a tener que pasar media gira sentándose encima de un flotador. ¡Esto no es como tener un tapir! *Aitana mira a Caligula como si este la entendiera* Caligula cielo, ya se que tú te sientes persona, no te enfades

- Buffhhff Grrr Brr

- (como coño consigue pasar con él a todos sitios??)Así que empapate el dichoso manual *encasqueta un libro contra el pecho de Aurelio con un golpe poco amable*

- *sonrie* Oh vaya u...

- Ni un comentario Aurelio, y ni se te ocurra sonreir *se vuelve hacia la niña haciendo un mohín*

- Jijijijiji *A Arcadia se le mueven los hombritos mientras intenta aguantarse la risa que al final suena por lo bajini*

*Elena entra en la habitación dando saltos con un vestido de bruja en miniatura*

-¡Mirad lo que he encontra...¡Joder! Aitana ha cogido a la niña!!!! *la mira con recochineo poniendo cara de horror*

- No la pienso tirar por la ventana ni nada. Además, están cerradas y no se pueden abrir. Ya lo he probado. *Hace una mueca de contrariedad*

- Pero si hasta le ha traido pañales *Arcadia se asoma por detras de la puerta sacando la lengua a Aitana*

- Y le ha cantado una nana *tose* *tose*

*Aitana pone los ojos en blanco mientras Aure tararea algo, Elena silba disimulando y Arcadia sigue riendo cantarina*

- Hijos de putaaaaaa como se nota que no habéis pasado 12 jodidas horas con una criatura intentando saliros por el coño *La voz de ultratumba procedente del bulto desmadejado sobre la cama A.K.A "La Roge" fue tan agradable como de costumbre*

- Yo alguna vez he estado más de 12 horas sin poder cerrar las piernas *La voz inocente de Arcadia relajó las cosas tras la queja de la tierna madre de la criatura*

*Varios cruces de miradas hicieron que otra vez se pusieran todos a reir por lo bajo mientras Arcadia se encogia de hombros*

- Si quieres llamamos a tu madre para que se quede esta noche contigo *amenazó bromeando*

*Rogelia, demasiado molida como para hacer más, se tapó hasta los ojos y antes de cerrarlos lanzó una mirada de ¡¡I Kill You!! a todos los presentes*

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Sin duda la conjunción porro + polvo en momentos de tensión ayudan muy mucho a ver las cosas de otra manera. No sé si habrá sido mi oportuna escapada en medio de la vorágine festiva por el nacimiento de "la cosa", pero cuando llegué este mediodía al hospital nunca pensé que todo terminaría con tan buen rollo.

Tras escuchar los 27 mensajes histéricos de Elena en el contestador y desayunarme con licor del polo para matar el efecto post - resaka que persistía tras la ducha, me fuí para La Paz. Al llegar a la planta que había creído entender a Elena entre alaridos de "Roge, Ay dios Ay dios...etc, etc" encontré a una señora pelirroja haciendo aspaviendos en la puerta de una habitación y hablando sola con mucha voz de pena:

- Pero rapaz, ¿Qué hiciste? Pero si no te casaste aun! Vai a modo Rogelia, vai a modiño hija, que te lo dije. Y tú que no, y yo que andabas a tocar la zoca aquí, y tú que querías ser artista. Agora xa está, Marica non chores!. Acabáramos. Por eso no querías tu pasarte a vernos!!

Me escabullí detrás de ella siguiendo la voz de Roge que gritaba como un balrog diciendo que alguien callara a su madre. Sí, estaba de parto, era evidente, y además no faltaba mucho. Me salí a fumar un piti a escondidas, pero las ventanas estaban cerradas en todos lados. Fui en busca de alguna zona para fumadores, no me apetecía una mierda salir a la calle. De camino vi a Aure en la sala de espera mientras su amiga Isleta le atiborraba a galletitas y chocolate con afecto maternal. Saludé y se acercó a mi a darme un abrazo. Lo que faltaba. Como era de esperar, mi reacción instintiva fue apartarle de un empujón y mandarle a freir monas como cerca.

Seguí mi camino, bajé a la calle. Por suerte me crucé con un amigo que me alegró el día. Le prometí escaparme de todo aquello en cuanto saliera "la cosa" y supiera que Roge estaba bien.

Subí de nuevo más animada y en ese rato ya había pasado todo. La habitación estaba llena, todo el mundo hablaba del nombre que iban a ponerle a aquel montoncito de tela que acunaba Rogelia en sus brazos. Cuando repararon en mi presencia se escucharon algunos comentarios sobre la madrastra malvada y otras lindezas que eran de esperar. Tampoco me las tomé a mal. No me iba a gustar esa niña, se lo había dejado muy claro a todos.

Salí de allí tan pronto como pude. Al parecer iban a llamar a "la cosa" Juliette. Qué desperdicio de nombre. Demos gracias a esos amigos eventuales que están ahí para un roto y un descosido, porque realmente me hacía falta soltar tensión de alguna forma y vaya si lo hice. Mucho más tranquila volví al hospital. Al cruzar por delante de una juguetería, de pronto, pensé en que nadie le había llevado un regalo, pero seguí adelante.

No había dado dos pasos cuando me encontré con Arcadia, que terminó por ayudarme a comprar algunas cosas basicas: unos pañales y un manual de paternidad. Cuestión de ética profesional, ¿no?

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